Rasgos
biográficos de Artigas en el Paraguay
Daniel Hammerly Dupuy - Lagomarsino - Montevideo 1949
La liberación de
Artigas por el Segundo Consulado
Las rivalidades que surgieron después de la muerte del Dictador
Perpetuo de Paraguay, Gaspar Francia, dieron lugar a diversos cambios políticos hasta que
se llegó a la normalidad con la realización del Congreso General que se celebró el 12
de marzo de 1841, cuando se creó el Gobierno Consular. Fueron nombrados como cónsules
por tres años Mariano
Roque Alonso y Carlos Antonio López.
La actitud de los cónsules hacia Artigas fue de cordialidad. El 27
de agosto de 1841, enviaron una nota al comandante de Curuguaty, en la que daban plena
libertad de acción al Prócer: "Se dirá a Artigas que si quiere volver a su
patria lo podrá verificar en los buques mercantes que
viniesen de Corrientes, al Pilar y se nos avisará de su resolución a la primera que se
ofrezca".
Artigas no remitió una respuesta escrita a los Cónsules sino que
dio a conocer la resolución al comandante de la villa quién despachó una nota a
Asunción el 6 de setiembre de 1841 en la que decía: "Seguidamente hice
comparecer ante mi a José Artigas y le hice saber la suprema orden que V. S. se ha
servido dispensarle y que a impulso de él reviviría en una inmortal gratitud. Pero que
él muy distante de imaginar el volver a su país nativo, suplica a V. S. le sirva
concederle la gracia de que finalice en esta Villa el resto de sus días, el cual habrá
de ser ya muy limitado, debido a estar ya en edad bastante avanzada".
Cuando los Cónsules se informaron de la respuesta del patriarca,
creyeron que éste se hallaba al borde de la muerte, por lo cual despacharon un oficio
fechado el 9 de setiembre de ese mismo año, en el que se expresan: "Dirá
a don José Artigas que hemos tomado en consideración su resolución de concluir el resto
de sus días en esa villa, en lugar de verificar el regreso a su país, que se le había
propuesto con el efecto de facilitarle cuando gustase verificarlo. Y en consecuencia lo
atenderá Ud. cuando lo exijan las circunstancias, y llegado el caso de su fallecimiento
se le harán los honores fúnebres correspondientes".
La situación económica de Artigas varió por completo desde el
momento que había perdido sus fuentes de recursos durante su encarcelamiento, por cuya
razón el comandante Gauto, informó a los Cónsules el 10 de octubre de ese mismo año
acerca de las necesidades del Prócer. Cuatro días después se despachaba con un chasque
una nota con 25 pesos y un atado de ropa para Artigas. En el oficio del día 30 el
comandante explicaba cual fue la actitud del destinatario de esos obsequios finalizando
con el siguiente párrafo: "Ha sido y es inexplicable la alegría de don José
Artigas desde aquel día en que me suplicó encarecidamente rindiera a V. S. duplicadas
gracias de su parte".
La liberación de Artigas había sido una preocupación constante de
los que le habían admirado por sus grandes virtudes cívicas. Aunque en el Brasil y en
España se publicó que Artigas había muerto en el Paraguay poco después de haber
entrado en ese país, las noticias de que Artigas había sido internado fueron llegando a
Montevideo por diversos conductos.
El diario argentino "El Argos" se interesó en 1822 en la
suerte de Artigas. El doctor Isasa, cordobés que había podido salir del Paraguay
se dirigió al general Ramón Freire, presidente de Chile, para que implorara la libertad
de Artigas ante el dictador Francia, pero éste no contestó a su pedido. En el año 1827
era Julián de Gregorio Espinosa el que le informaba a Rivera que Artigas estaba
desterrado en el interior del Paraguay.
Dorrego sugirió una invasión militar del Paraguay, proponiéndolo
a Rivera como jefe de esa campaña, pero este jefe objetó que no deseaba ser el Quijote
de la Revolución del cual se dijera que entraba en el Paraguay para hacerlo emperador a
Artigas. Rivera prefirió la acción diplomática y el 31 de marzo de 1832, le remitió
una carta al Dictador Perpetuo por intermedio de Ferré, gobernador de Corrientes, quien
dio a conocer el contenido de la misma a Echague, gobernador de Entre Ríos, y éste a
López, gobernador de Santa Fe, hasta que la noticia del pedido de Rivera en favor de
Artigas, llegó a conocimiento de Juan Manuel de Rosas.
Lavalleja tuvo conocimiento de que Artigas se hallaba internado en
Curuguaty, por medio de su amigo Germán Verage quien le dio a conocer, en 1827 que el
Prócer recibía un subsidio de Francia. El 23 de octubre de 1840, un mes después de la
muerte del Dictador, se rompieron las cadenas de centenares de prisioneros de la cárcel
de Asunción y, entre ellos, fue puesto en libertad un capitán de Artigas, Florentino
Cabrera, quién manifestó en Montevideo que el Prócer le había comunicado el deseo de
ver a su hijo José María antes de morir.
El hijo de Artigas se dispuso a visitar a su progenitor,
manifestando que dado el caso de que no lo dejaran salir, se quedaría en el Paraguay.
José M. Artigas tenía entonces 35 años y era teniente coronel de caballería. Se juzgó
prudente, antes de enviarlo, seguir el consejo de Bonpland en el sentido de despachar una
misión diplomática al Dictador Supremo, pero como éste falleció se envió una nota de
Rivera, fechada el 21 de junio de 1841 para los Cónsules, y dos pliegos para Artigas.
Estos fueron conducidos al Paraguay por el mayor Federico Albín y don Bernabé Plá,
escoltados por diez soldados.
La respuesta de los Cónsules a Rivera, fechada el 9 de agosto de
1841, es la siguiente: "Es honroso a este gobierno significar a V. S. que su
mediación a favor de los orientales que existen en esta República a fin de que se les
permita regresar a su patria, ha sido prevenida por providencia acordada a todos los que
quieran volver al seno de sus familias. Don José Artigas vive en la villa de San Isidro
de Curuguaty, y es el único a quien el gobierno del Paraguay ha hecho proponer en
particular, por medio del comandante ciudadano Juan Manuel Gauto, que cuando guste volver
a su patria cuente con los auxilios necesarios".
(La fecha de esa comunicación es anterior al oficio urgente
despachado a Curuguaty para darle a conocer a Artigas que estaba en libertad para retornar
a su provincia natal, lo cual evidencia que la nota de Rivera, en la que pedía se
permitiera el regreso de los orientales, inspiró el ofrecimiento que los Cónsules le
hicieron al Prócer internado en esa villa. Los Cónsules enviaron a Artigas los pliegos
remitidos por Rivera y por Martínez indicando, con fecha del 1o. de diciembre de 1841 que
debía facilitarle los medios para el transporte. El comandante de Curuguaty contestó el
7 de diciembre, señalando que Artigas se negaba a aceptar el ofrecimiento que fue
transmitido en oficio dirigido a Rivera el 10 de diciembre. Como Artigas había devuelto
los pliegos sin abrirlos, el 11 de diciembre los Cónsules los despacharon nuevamente con
una nota para Gauto en la que se le daba a conocer que Artigas tenía plena libertad para
mantener correspondencia).
El poeta Francisco Acuña de Figueroa recordó en sus versos al
abnegado Artigas en estrofas que se lanzaron al viento con el acompañamiento de
guitarras, mencionando "Al que yace en el olvido, en tierra esclava y en dolor
sumido ... " Un extenso artículo apareció en "El Nacional" de
Montevideo el 22 de setiembre de 1841, interpretó los sentimientos populares al decir: "La
magnanimidad de un pueblo quiere que él no olvide jamás los servicios que se le
prestaron: ? Y habrá quién ponga en duda lo que el Pueblo Oriental debe a Artigas?".
En la misma fecha José María Artigas obtenía un pasaporte para
visitar a su padre, viaje que no se cumplió en esa oportunidad por esperar las noticias
de los comisionados que habían sido enviados al Paraguay, lo cual motivó una
postergación relacionada con diversos acontecimientos. |