Por: Juan y
Federico Espinosa
Introducción:
Su nombre se pronunciaba con terror en los palacios de Río de
Janeiro y de Buenos Aires, donde los patriotas intentaban crear gobiernos de corte
europeizante. En el Imperio brasileño se le llamaba el jefe de las montoneras, unas
partidas indisciplinadas de gauchos e Indios que asolaban estancias y puestos como plaga
de langosta. En el gobierno argentino se le consideraba como un forajido que había
traicionado a la patria y que trataba de subvertir el orden y la autoridad bonaerense en
toda la zona del Río de la Plata. Era tan peligroso que se ofrecieron 6.300 pesos (una
verdadera fortuna para la época) por su cabeza. Para los españoles fue la única figura
capaz de reunir en torno suyo a los orientales un pueblo de frontera sin ideales
políticos que podía ser decisivo al servicio del Rey. Brasileños, porteños y
españoles fueron enemigos a una de un solo hombre que se llamó José Artigas.
Artigas fue derrotado por el tradicionalismo español, por la doblez porteña, por la
altivez brasileña y por la perfidia inglesa. Ésta es su biografía. La de un perdedor.
De un gran perdedor. No importa por tantos que ensalcemos su persona, que no figura entre
los mitos de la independencia americana. Sólo hay un país que venera su nombre, el país
donde nació y que él ayudo a fundar Uruguay.
Pretendió crear un gran estado autóctono republicano y de tipo confederado
aglutinando los territorios argentino, uruguayo, paraguayo y de la zona meridional
brasileña. Y allí fue donde fracasó porque quienes dirigían entonces Brasil, Paraguay
v Argentina tuvieron miedo de aquella doctrina libertaria de su apóstol, y se
confabularon para destruirlo.
Artigas soñó con una república cuando los gobiernos de sus vecinos anhelaban
monarquías e incluso imperios, defendió el federalismo cuando sus contemporáneos
trataban de imponer el centralismo, repudió las contribuciones cuando los timoratos
patriotas aconsejaban seguir con los impuestos coloniales.
Rechazó los títulos -que calificó de <~fantasmas de los estados~>- cuando
todos los perseguían, fundó ciudades cuando otros caudillos las destruían, repartió
tierras a los indigentes cuando otros se las quitaban gobernó sin trono v hasta sin
palacio desde la silla de su caballo y vivió los treinta últimos años de su vida en el
exilios dedicado a cultivar la tierra con sus manos. Por eso Artigas tiene algo que
decirnos hoy cuando acaba el siglo XX; porque su figura es fresca todavía, mientras que
las de sus opositores están acartonadas ) tienen la frialdad de los bustos de bronce. |